”No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare. Porque mis días se han consumido como humo, Y mis huesos cual tizón están quemados.“
Salmos 102:2-3 RVR1960
”No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare. Porque mis días se han consumido como humo, Y mis huesos cual tizón están quemados.“
Salmos 102:2-3 RVR1960